jueves, 29 de diciembre de 2016

Feliz 2017



A punto de terminar el año, parece que lo que toca es desearse felicidad, salud y éxitos para el año que está a punto de empezar pero, ¿por qué se nos olvida dentro de una semana? ¿por qué un cambio de día, o de mes, es más importante que los demás y saca de nosotros los mejores deseos? ... La verdad es que el porqué es lo de menos, y lo que importa es que efectivamente nace en nosotros esa buena persona que llevamos dentro y que nos hace decir ¡Feliz año nuevo!

Yo, además, quisiera también desearos...

 Que la "magia" de estas fechas se mantenga cada día
Que no dejéis de luchar cada día por vuestros sueños
Que la ilusión de los propósitos de año nuevo se mantenga todo el año

Que las buenas palabras y deseos que surgen en estas fechas desde el fondo de nuestra alma, se mantengan y crezcan durante cada día de cada año

Que cualquier día, y cada día, sea bueno para tender una mano y decir "feliz día" con la ilusión con la que ahora decimos feliz año
Que construyáis, cada día, el poquito que le toca a cada día, y no os falte la paciencia para alcanzar el resultado
Que os merezca la pena el esfuerzo para alcanzar cada meta y seguir creciendo un poquito cada día
Que si hay una caída, tengáis la valentía de levantaros
Y que lleguéis al 31 de diciembre de 2017 con más ganas de seguir manteniendo vuestra ilusión y vuestros deseos para otro año más

¡FELIZ 2017!



domingo, 11 de diciembre de 2016

Los 9 pasos de una decisión






Reflexionando sobre la vida, nos damos cuenta de que vivir supone siempre decidir: a veces decisiones intrascendentes, como qué me pongo hoy o si desayuno café, galletas o tostadas... otras, otras son lo más importante y suponen cambiar nuestra vida, nuestra manera de vivir, y que afectarán al resto de nuestra existencia, como puede ser un cambio de trabajo... o de vida. 

Para esas decisiones importantes es para las que merece la pena pararse e ir paso a paso. 

Las decisiones que salen bien, no es suerte, es que se han tomado bien. Otras decisiones salen mal... tampoco es mala suerte, es que las hemos tomado mal.

Y aquí pensamos... ya, ni que fuese tan fácil... Y no lo es... la única manera de aprender a tomar decisiones es tomando decisiones. Hay veces que tenemos la suerte de tener a nuestro lado a alguien que nos enseña a tomarlas: los consejos de nuestros padres y de las personas que nos quieren de verdad, y que muchas veces despreciamos sin analizar porque "no me entienden". Pero al final, si somos lo suficientemente humildes y honestos, saber escuchar los consejos de otros, los consejos dados desde el cariño y la experiencia en la vida, pueden ser un valor incuestionable para ayudarnos a tomar esa decisión que tanto nos preocupa. 

Porque sí, hemos de tomarla, las cosas no cambian porque sí, no cambian solas sin hacer nada, hemos de coger las riendas de nuestra vida y no quedarnos esperando en el limbo a que alguien las coja por nosotros. Si esperamos eso, nuestra vida será de otro, no nuestra.

1. Conoce la situación del problema que está requiriendo una decisión. Date el tiempo que necesites

Tenemos que ser conscientes de nuestro contexto, que puede tener situaciones tanto racionales como emocionales y que nos suponen un conflicto (si no fuese así, no necesitaríamos tomar la decisión). Muchas veces queremos resolverlo cuanto antes, sin pensar, de modo impulsivo o incluso angustiada. Sin embargo, si nos damos tiempo suficiente, podremos llegar a comprendernos, a tener una nueva visión de la situación o a plantearnos pedir ayuda a una persona en la que confiemos, que nos pueda aportar su visión sin juzgar, sólo con el afán de ayudar. 

Debemos darnos tiempo a expresar nuestro conflicto, nuestro problema, con serenidad, y admitir la diferencia entre los deseos y los proyectos o necesidades que debemos cubrir.

2. Define tu decisión. Descríbela objetivamente y no seas ambiguo

Lo mejor, obviamente, es dar este paso con la máxima precisión posible y para ello, aunque parezcan tópicos, son de mucha ayuda las preguntas básicas: qué, quién, cuándo, dónde, cómo, por qué ... y cualquier otro interrogante que nos ayude a deshacer posibles equívocos.

A lo que hay que llegar, en definitiva, es a definir cuál es el objetivo de la decisión, y cuanto menos ambigüedades, mejor. 
No se trata de definir esencias, sino de ser descriptivos sobre lo que hemos decidido hacer y dejar las subjetividades e interpretaciones lo más lejos posible.

3. Acepta lo que pasa y enriquece la información

Lo primero es aceptar lo que pasa, no auto-engañarnos, y a partir de ahí, buscar información sobre lo que es posible hacer. Si tienes la suerte de contar con quien puede, sabe y quiere ayudarte, acude a esa persona. No acudas a quien sabes que te va a decir sólo lo que quieres oír, eso sólo alimentará tus dudas. Prepárate para escuchar opiniones diferentes a las tuyas sin la predisposición de que "estoy en posesión de la verdad".

Muchas veces tomamos malas decisiones por falta de información y, en demasiadas ocasiones, por defendernos de información que pueden contrariar nuestros deseos. 

Busquemos, pues, el consejo de aquellas personas que, sin querer lastimarnos, buscan aportarnos una visión que no tiene por qué coincidir con la nuestra.

4. Clarifica los valores que entran en juego en tu decisión

Es el momento de ser sinceros con nosotros mismos, de decirnos y clarificarnos, de verdad, cuáles son nuestros valores, los que preferimos de verdad, no los que decimos que tenemos, los que decimos que preferimos o los que la sociedad o los que nos rodean nos han "impuesto". 

Lo que tenemos que decidir es lo que nos vale, lo que de verdad nos merece la pena, lo que queremos que dé sentido a nuestra vida.
Obviamente, esta reflexión lleva su tiempo y el reconocimiento de nosotros mismos. Las personas que mejor nos conocen nos pueden ayudar... si les dejamos que lo hagan. Pretender tomar estas decisiones solos a veces es demasiado aventurado.

Hay valores básicos para todos, pero no se trata de hablar de Maslow ni de necesidades primarias, se trata de que cada uno de nosotros debe vivir conforme a lo que le vale la pena para vivir, no conforme a lo que a veces decimos que nos gustaría como valor de nuestro proyecto de vida.

Cuántas veces hablamos de nuestros valores cuando no son nuestros, sino del que nos escucha, o de la sociedad en la que vivimos y en la que no queremos "destacar"
Además, debemos tener en cuenta el aquí y el ahora. No todos los momentos de nuestra vida son iguales y, en ocasiones, el tener que tomar una decisión es lo que de verdad nos ayuda a clarificar lo que nos vale para la vida, a nosotros, a mí, a ti. ¿Porque sabes? El único que va a vivir contigo toda tu vida y no le queda más remedio que hacerlo, eres tú.

 5. Busca las alternativas posibles para tu decisión, pero elige libremente

Somos capaces de identificar mucho mejor nuestros valores, lo que "nos vale", cuando escogemos opciones libres entre alternativas válidas. Lo que nos ocurre muchas veces es que nos "polarizamos" tanto hacia el problema, que nos olvidamos de pensar en que hay más de una alternativa o solución.

Construye alternativas a la situación y hazlo de la manera más libre posible. Empieza por una tormenta de ideas, escribe todas las vías que se te ocurran sin tener en cuenta su viabilidad. Sé sincero contigo mismo, escribe incluso opciones que a priori puedan parecerte descabelladas, y párate después a hacer una revisión crítica y realista de las posibilidades y eficacia de cada una de ellas.

A veces nos anclamos tanto en nuestra "única solución", que nos olvidamos de pensar en otras alternativas y acabamos excluyendo, sin saber, la mejor solución posible.

Lo que es importante es que nuestra decisión sea nuestra. No es lo que espera mi madre, mi pareja, mi jefe, mi amigo... es MI decisión, tomada libremente.

6. Analiza las posibles consecuencias de tu elección

De lo que se trata es de prever, con realismo, las consecuencias de cada una de las alternativas que hemos pensado. Sobre todo, estar muy seguros de que la decisión no es un "capricho", no supone sólo una resolución de mi voluntad en un momento concreto, sino de afrontar la vida de otro modo, o con otras circunstancias, o teniendo que modificar nuestras costumbres y rutinas, o incluso nuestros tópicos, esos que sin ser conscientes, todos tenemos y usamos en nuestras conversaciones con los demás... y con nosotros mismos.

Busquemos el momento oportuno, ese en el que nos sintamos preparados para someter, con tranquilidad, las alternativas a las consecuencias: ventajas o desventajas, posibles reacciones propias y ajenas. 

Todo tiene sus pros y sus contras y es posible que no exista ninguna solución que no pueda causar algún nuevo problema

 7. Plan de tareas. ¿Qué tengo que hacer?

Ya hemos pensado en qué. Ahora nos toca pensar en cómo. Cuáles son las tareas que tengo que hacer para construir mi decisión. Como en un proyecto, el más importante... nuestra vida... es bueno planificar las tareas en el tiempo, en el espacio, en quién ha de hacer cada cosa, en el nuevo talante que habrá que aportar.

El ver de antemano ese plan de tareas nos va a ayudar a tomar la decisión con la conciencia real de su posibilidad y de cómo se va a ir desarrollando. Evidentemente, tendremos que contar con cualquier persona que haya de intervenir en la decisión: su capacidad de respuesta, su disposición para colaborar, o su ausencia de ella.

8. Comprométete con tu decisión

Haz un chequeo a la libertad con la que tomas la decisión. Es el momento de saber si la decisión es mía o de otros

Sólo desde la propia libertad se decide bien
 Podemos hacernos algunas preguntas para saber si de verdad es nuestra la decisión:

  • ¿Lo hago porque no puedo fallarle? ... No es mía
  • ¿Sería peligroso para mí no hacerlo? ... No es mía
  • ¿Me resigno? ... No es mía
Lo que importa, al  final, es que no nos comprometan "desde fuera", sino que adquiramos libremente nuestro propio compromiso y nos responsabilicemos de nuestra decisión

Soy yo el que respondo de aquello a lo que me comprometo
Sin esta responsabilidad no hay decisión real, no nos hemos comprometido con ella. Esta es realmente la toma de la decisión.

9. Evalúa el resultado de tu decisión

Cuando hemos hecho el esfuerzo de tomar una decisión, también nos debe merecer la pena comprobar que las cosas siguen funcionando.

Para prevenir lo que se ve venir, debemos lograr que no venga
Si la decisión es importante, sigamos confiando en ella una vez tomada. En nuestra vida, a veces nuestras decisiones resultan fallidas y es muy importante localizar dónde está ese paso mal dado... y corregirlo. Muchas de las decisiones que tomamos son reversibles (aunque sea con daño) y rehacer el proceso puede ayudarnos a mejorar un poco la situación.

Haber cometido un error en nuestra vida por haber tomado una mala decisión, no tiene que atarnos el resto de nuestra vida a ella


Desde aquí, mi más profundo agradecimiento a mi queridísimo Joaquín, que siempre ha estado ahí, "abrazándome" en los momentos importantes de toma de decisiones en mi vida e inspirador absoluto de este artículo

jueves, 8 de diciembre de 2016

Cuando la mejor decisión es coger tu mochila y seguir tu camino


A veces una decisión dura es la mejor solución


Un compañero, con el que he tenido el placer de compartir muchas horas de buen trabajo, utiliza de manera continua una máxima:

Si no eres parte de la solución, entonces eres parte del problema

¿Somos lo suficientemente honestos con nosotros mismos para reconocer cuándo no somos parte de la solución? Está claro que nadie quiere ser, ni sentirse, parte de ningún problema (nadie en su sano juicio creo...). Sin embargo, seguimos luchando en muchas ocasiones para imponer nuestra manera de hacer las cosas, que siempre ha funcionado,  y que puede que en esta ocasión no funcione... pero nuestro ego no nos deja retirarnos a tiempo... y perdemos.

En una de mis experiencias profesionales me ha tocado "abandonar" por el bien del equipo y del proyecto. Abandonar porque ya había aportado todo lo que tenía que aportar, abandonar porque no siempre las mismas cosas funcionan en distintos entornos. 

Tu manera de ser como director de proyectos no es lo único que importa: el equipo con el que te encuentras, la situación temporal, la dirección de la compañía y, en definitiva, el entorno en el que te mueves y "su manera" de hacer las cosas también importa... y no siempre encaja. 

Tengo muy claro que no encajar en un proyecto, con un equipo, con una cultura de empresa, no convierte a nadie ni en mejor ni en peor profesional. Lo que sí creo que reconocer a tiempo que las cosas no están funcionando aunque lo hemos dado todo... y apartarnos para que el proyecto y el equipo sigan su curso, nos dejará una cicatriz, pero nos hará crecer . 

La sensación inicial de fracaso es dura, cómo no va a serlo. Es dura si lo has dado todo, si no has actuado de mala fe sino que has aportado todo tu conocimiento y experiencia y en ocasiones se ha malinterpretado, es duro si has "dado la cara" por personas que bajan la mirada cuando les toca hacer lo mismo, es duro cuando te has esforzado por hacer equipo y te das cuenta de que en realidad viven más cómodos sin cambiar, pero, por encima de todo, es la experiencia que te hace crecer y te hace ver que la vida, tanto la laboral como la personal, ni siempre es "justa", ni siempre es "rosa", pero siempre te proporciona experiencias que, si sabes analizarlas después del dolor, te harán mejor profesional y mejor persona.

No perdamos las ganas de seguir dando pasos adelante, siempre habrá piedras en el camino que nos harán caer, pero por suerte, podemos apoyarnos, tambalearnos, y volver a levantarnos... siempre que queramos hacerlo.

Cruzar la línea para dejar de hablar y empezar a comunicarse


Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza, nos relacionamos con nuestro entorno y nuestros semejantes de manera continua pero, ¿realmente nos comunicamos? 

Tanto en los proyectos como en el día a día, se confunde en muchas ocasiones "hablar" con "comunicarse". Estamos cansados de oír teorías de la comunicación, del lenguaje no verbal, de lo que se dice sin hablar y al final, muchas veces nos puede nuestro ego ... y sólo hablamos... ¿Cuántas veces escuchamos para replicar en lugar de para entender el otro? ¿Cuántas veces "tener razón" y decirle al otro lo que queremos que escuche nos puede por encima de todo? Pero al final, ¿qué conseguimos? ¿Liberar nuestro ego? ¿Decir en alto nuestros pensamientos? ¿Imponernos al otro? ¿Quedar por encima? Si tu objetivo está entre alguno de ellos, entonces obviamente no buscas comunicarte sino otra cosa. Sin embargo, si lo que queremos es que nos comprendan y comprender, si lo que queremos es transmitir, entonces tenemos que asegurarnos, como emisores, que nuestro receptor quiere y puede recibir nuestro mensaje.

En todas las conversaciones con tus compañeros, con tu equipo, con la dirección de tu compañía, con cualquiera a quien quieras llegar, si quieres comunicar de manera eficiente, no basta con hablar, con preparar un discurso y soltarlo sin más.

Porque la comunicación es cosa de dos, pero es responsabilidad del emisor el que el mensaje llegue a su destino... y se entienda
Cuando tengas que enfrentarte a una conversación difícil o importante, en la que quieras realmente comunicar (del latín "comunis", que significa "en común") es bueno tener en cuenta algunos puntos que nos pueden ayudar. Algunos pueden parecer obvios, pero muchas veces se nos olvidan porque nuestro ego, nuestro impulso de "yo tengo razón", nos puede.


  1. Saber lo que queremos decir, estar convencidos de las razones y argumentos de nuestras ideas
  2. Ser conscientes de que no existe la verdad absoluta y que la persona con la que hablemos puede no estar de acuerdo con nosotros
  3. Saber escuchar las replicas de manera activa. No escuches para responder, escucha para entender, y una vez que entiendas, plantea tu contestación. No te precipites cortando al otro en su argumento con "tu razón"
  4. Saber identificar los momentos para conseguir una buena comunicación: no pidas un aumento cuando tu jefe acaba de discutir con un cliente, no vayas hecho una furia a hablar con una persona que te ha mandado un correo inorportuno o poco apropiado, ... No es siempre fácil, o casi nunca lo es... es sólo una reflexión que no siempre hacemos (y me incluyo)
  5. Ser claro en nuestra exposición y no utilizar lenguaje verbal ni corporal que pueda apabullar al otro. No queremos imponer, queremos compartir la información y que llegue al otro
  6. Cuando la conversación necesite aclaraciones, busca la manera más cercana de comunicarte. No utilices formalismos, correos o comunicación escrita. Busca la manera más adecuada de ser entendido. Es tu responsabilidad como emisor. Si el receptor no te entiende, pregúntate por qué... no será siempre porque no quiere... y si lo es, vuelve a preguntarte por qué.
Al final, si lo que queremos es comunicar, debemos dejar la "razón" y el "ego" detrás de la puerta y crear el mejor ambiente posible para que el entendimiento llegue. Es difícil, pero es lo que supone cruzar la línea para dejar de hablar y empezar a comunicarse... y a entenderse.

Todo un reto...


sábado, 24 de septiembre de 2016

10 consejos para motivar a tu equipo... si quieres hacerlo




Todos necesitamos en nuestras vidas, tanto personales como profesionales, motivos por los que luchar, por los que seguir, por los que vivir. Son esos motivos los que nos generan la ilusión de hacer las cosas bien, de mejorar en la manera de hacerlas, de hacer que el tiempo vuele cuando las hacemos. Y sabiendo que todos necesitamos eso que se llama motivación, me sorprendía hace unos días una pregunta... ¿Pero por qué tengo que motivar al equipo?¿No se tiene que motivar cada uno a sí mismo?

Cuando me hacen una pregunta de ese tipo, que no es la primera vez que la escucho, siempre hago yo otra: ¿Quieres que tu equipo esté motivado y no lo está? Si la respuesta es sí, entonces quizás hay que plantearse más preguntas:
  • ¿Por qué mi equipo no está motivado?
  • ¿Qué es lo que les saca la motivación?
  • ¿Puede recuperarse?
  • ¿Puedo hacer algo para ayudarles a recuperar las ganas?
Porque sí, yo creo que sí debes ayudar a motivar a tu equipo. Debes conocer a cada persona de manera individual, debes saber qué le preocupa, qué le disgusta, qué cambiaría, cómo se relaciona con los demás miembros del equipo y, a partir de ahí, casi tan importante como motivarla, es no desmotivarla. Sí, es así, cuántas veces he visto a personas que traen la motivación de casa, que se comen el mundo al entrar por la puerta... y los desmotivamos a guantazos...

Es así, todos somos personas, y hay determinadas cosas a las que todos respondemos de manera similar. 

  1. Empieza por ti mismo. ¿Estás motivado? ¿Es genuina tu motivación? ¿Crees de verdad en el proyecto, en el equipo y en sus capacidades? Cuando de verdad lo crees, eso se transmite por los poros, no hay que hacer nada más para que se contagie.
  2. Comparte la información del proyecto y sé transparente. Aquí vendrán los puristas de la confidencialidad... Con "sentidiño", no publiques datos confidenciales, pero comparte toda la información del proyecto con todo el equipo. No los hagas trabajar por parcelas y sin visión de lo importante que es su parte del trabajo. Si todos tienen la información de hacia donde vamos, todos podrán aportar su parte, ayudarse... y motivarse
  3. Mide todo lo que tenga sentido medir para mejorar, pero no fiscalices a las personas. Todos los proyectos han de medirse para poder controlar que se entregan en tiempo, forma y coste, pero lo que se mide nunca han de ser las personas, sino el trabajo que hacen, el grado de avance. No pongas un cronómetro para medir horas de dedicación a una tarea, no midas horarios ni minutos de café, mide lo que debe medirse. Todos entenderán por qué lo haces, no se sentirán cuestionados y les sacarás un lastre a su motivación.
  4. Sé disciplinado, pero no confundas la disciplina con el látigo. La disciplina, el orden, la coordinación, el respeto por el trabajo de cada uno de los miembros del equipo es fundamental para que el proyecto salga adelante. Pero eso no es látigo, no se consigue más trabajo forzando una máquina. A veces, muy raras veces, funciona a corto plazo, pero ten en cuenta que en ese momento estás perdiendo el respeto de tu equipo... y su motivación.
  5. Fomenta la eficiencia pero no sobrecargues a las personas. Cuántas veces he tenido la desgracia de presenciar a personas que dicen que "no lo hago más rápido porque aquí eso no se valora, si no doy margen a que se corrija, el trabajo está bien, si doy margen, me lo mandan corregir 20 veces". ¿Qué consigues con eso? Un trabajo mediocre y un trabajo entregado tarde. Cuando tengas que corregir, hazlo como a ti te gustaría que lo hicieran contigo. No desprecies ni con palabras, ni con acciones, ni con gestos. No uses nunca frases lapidarias tipo "no me gusta" o "dale una vuelta". Sé claro, con respeto, pero claro. Di qué es lo que hay que cambiar y aporta razones... un "no me gusta" o un "porque yo soy el jefe"... ¡¡No, por favor!!
  6. Mantén la coherencia, no cambies de criterio. Pocas cosas hay más confusas que un responsable que no sabe lo que quiere, que cambia de criterio según la luna o que se deja aconsejar por cualquiera que le caliente la cabeza un poco. Define claramente los objetivos del proyecto, las razones de tus decisiones y los motivos de los posibles cambios. Si hay que cambiar, que no sea de criterio, sino por una causa justificada. Comparte siempre con tu equipo los motivos de esos cambios
  7. Valora el trabajo y el esfuerzo. Yo siempre he dicho que no es lo mismo el esfuerzo que el trabajo. Hay personas que se esfuerzan muchísimo y no consiguen un trabajo bueno. Si es así, valora todo, el esfuerzo y el trabajo. Si la actitud es de esfuerzo, descubre por qué no se obtiene el trabajo de la calidad esperada y ayúdale a obtenerlo, o a tomar las decisiones para que así ocurra.
  8. No busques culpables pero enseña a responsabilizarse de los errores. Todos cometemos errores, es algo implícito con el ser personas y no se puede evitar, pero no sirve de nada buscar un culpable. En todos los equipos con los que traabajo siempre les digo "la culpa es mía, no discutáis por eso, ahora busquemos la solución". Eso no significa no hacerse responsable de ellos, es imprescindible hacerlo y asumir las consecuencias, pero buscar culpables porque sí es sólo una pérdida de tiempo que no construye nada.
  9. Haz que las cosas ocurran, sé un conseguidor. Hace unos días me daban una definición de project manager que me permito utilizar: "Es aquel que consigue que las cosas ocurran", el que busca la manera de facilitar el trabajo de su equipo, no es el que pone palos en las ruedas, es el que pone medios para construir, el pegamento del equipo.
  10. Escucha a tu equipo. El mayor valor de una empresa, y no son palabras bonitas, son las personas que forman parte de ellas. Escúchalas, conócelas, preocúpate por ellas... pero que no sea una pose, no lo hagas para "ir de guay", hazlo de manera genuina y demuéstralo con tus palabras, tus hechos, tus comentarios, tus valoraciones. Todos tenemos algo que aportar, algo para construir, desde el primero al último. 
Y así vuelvo a plantear la pregunta que me hacían... ¿Tengo que motivar yo a mi equipo o tienen que hacerlo ellos?... Tú mismo, es tu decisión... 

lunes, 29 de agosto de 2016

La consciencia de saber volar




Me dedico a la implantación de oficinas de gestión de proyectos. Hago el análisis inicial, valoro los procedimientos que hay... cuando los hay, propongo procedimientos nuevos y, en resumen, trato de aprovechar mi conocimiento y experiencia en gestión de proyectos, para el máximo provecho de las compañías con las que tengo el placer de colaborar. 

Una vez hecha esta parte, toca "enseñar a volar"... enseñar a gestionar, gestionando, enseñar a planificar, planificando, enseñar a estimar, estimando. 

¿Y después? Después dejar que el equipo vuele solo. Esa es quizás la parte más difícil, y la más gratificante. Me preguntaban hace unos días ¿y cómo sabes que podemos seguir solos? Como buena consultora con orígenes gallegos, mi respuesta fueron más preguntas. ¿Cómo sabe mamá águila que los aguiluchos pueden volar? ¿Son ellos conscientes de que pueden? Sin embargo, si no pudieran hacerlo, su madre no los lanzaría. 

Hay cosas que es difícil de explicar por qué se saben. A veces intuición, a veces experiencia, a veces observación... casi siempre una combinación de todas ellas. 

Por naturaleza, todas las personas nos sentimos mejor cuando tenemos una red de seguridad, cuando aunque cometamos errores, tenemos a alguien de confianza que nos ayuda a corregirlos, que nos enseña a no cometerlos. Pero sin embargo, en algún momento de nuestra vida, también tenemos que volar solos, luchar por nosotros mismos, y crecer. Es el momento en el que maduramos para convertirnos en "adultos". El símil sirve también en el mundo profesional. Cuando empezamos nuestra aventura  profesional no sabemos cómo enfrentarnos a las cosas. Aprendemos como podemos, a veces a base de golpes, otras veces, cuando hay más suerte, de la mano de alguien que nos enseña. Y aquí corremos el riesgo de "acomodarnos", de que hagan las cosas por nosotros, de querer seguir manteniendo la "red de seguridad". 

Pero... ¿habéis probado a volar? Pese al miedo inicial de los aguiluchos, de pronto, sienten sus alas, las abren... y ¡vuelan! Podían volar y no lo sabían... pero sí su madre, que por suerte para ellos los lanzó "al vacío". Confía en ellos, en su instinto, en lo que han aprendido. 

Eso es lo que hay que hacer con los equipos. Si tienes la suerte de llevar uno, enséñales, guíales, encuentra a quien pueda llevarlo... y déjalos volar, empújalos para que vuelen. 

La satisfacción personal de haber conocido a un grupo de personas, convertirlas en un equipo y verlas trabajar juntas y organizadas, es comparable a ver como tus aguiluchos, siendo mamá águila, pueden volar.

Y así, sabiendo que mis últimos "aguiluchos" están preparados, sólo quiero recordarles ... que tienen alas, ¡sólo tenéis que abrirlas!


martes, 19 de julio de 2016

Transformación digital: 3, 2, 1... ESPERA!!



Hace unos meses se hacía eco toda la prensa del robot humanoide Sophia, que presentaban en el festival South by Southwest Interactive (SXSW) y que prometía destruir la humanidad. Ante tal propuesta, la trascendencia fue masiva y todo el mundo hablaba de robótica, de tecnología, de avances … de transformación digital.

Pero … volvamos a nuestra realidad más cercana. Hace unos días teníamos en nuestro país las elecciones generales. En plena revolución de transformación digital, llegamos todos y cada uno de los que íbamos a votar con nuestra papeleta … en papel, con el bolígrafo en mano los que no llevaban la papeleta de casa. En la mesa electoral, más de lo mismo: una persona repasaba con rotulador fluorescente nuestro nombre impreso de una lista, “cantaba” nuestros datos, y otro esforzado vocal copiaba con un siempre eficiente bolígrafo BIC, nuestro nombre en otra tabla. Con todo este laborioso proceso, hemos votado. ¿Qué falta ahora?… ¡¡Contar!! A mano de nuevo, de uno en uno, cuadrar que los totales sean los de la lista, custodiar las urnas, enviarlas …

Durante toda la jornada, encuestas a pie de urna para saber cómo vamos… pero que no hacen más que especular en función de respuestas que tienen la fiabilidad de las ganas del entrevistado de decir o no la verdad.

¿De verdad podemos hablar de transformación digital? Suena un poco a broma porque en realidad es un proceso muy sencillo, más barato y más eficiente que hacerlo a mano. Y aquí vendrán los del miedo a que el secreto del voto pueda transgredirse. ¿En serio? Existen multitud de medios para disociar información, para que lo único que se haga es garantizar que una persona = un voto. Incluso podríamos hacer un proceso intermedio para la tranquilidad de todas esas personas que todavía no se fían de la tecnología. Propongo una situación:

Llegamos al colegio electoral con nuestro DNI. Como no nos fiamos de que si insertamos nuestro DNI en una máquina (¡sorpresa, tiene un chip!), el voto no sea secreto, entregamos el DNI al presidente de la mesa, que nos da acceso a una pantalla (cerrada con cortinas y como necesitemos para proteger nuestra privacidad de voto), donde sólo pulsando un botón, hayamos votado. Una persona, una elección.

Mientras tanto, nuestro afanoso vocal inserta nuestro DNI en la base de datos de censo electoral y marca “vota”.

Ya está, fin del proceso. Conforme vamos votando, vamos conociendo la información, no hay encuestas, no hay elucubraciones, hay datos reales de cómo vamos. Y ahora se plantea la duda de muchos ¿queremos tener esa información? ¿O es un problema porque de pronto en función de los resultados que se vayan obteniendo puede haber personas que se decidan a ir a votar para intentar cambiarlo o promoverlo? ¿Puede decirme alguien cuál es el verdadero motivo de que no exista el voto electrónico? La tecnología para que sea posible existe ya desde hace más de 10 años, pero … ¿por qué no?

¿Estamos preparados para manejar información en tiempo real? ¿Queremos de verdad la transformación digital? ¿O eso sólo es un juego de algunos que quieren avanzar más rápido que la sociedad? Estamos metidos, queramos o no, en pleno proceso de transformación, pero … ¿de verdad estamos preparados? ¿O el miedo a perder nuestra intimidad, nuestro control sobre las cosas que conocemos, nos puede?

No podemos hablar de transformación digital sin hablar de transformación de las personas. Nos estamos olvidando, en demasiadas ocasiones, de la resistencia al cambio, a lo nuevo, a lo desconocido, al ¿y si…? No tenemos ningún pudor en “vender nuestra intimidad” aceptando las condiciones de uso cuando descargamos una app. Cedemos nuestros datos de manera inconsciente… o no tan inconsciente a empresas que no conocemos por tener software que muchas veces descartamos, pero, sin embargo, en los procesos más “normales”, seguimos en el siglo pasado.

¿Alguno de vosotros ha intentado hacer una matrícula de ESO estos días? Otro ejemplo de situación en contra de toda evolución. Nos sentimos importantes porque hemos sido capaces de subir un impreso en PDF a la web del centro. El PDF no es editable, ni tiene campos, ni se puede tramitar la matrícula on-line, pero somos muy modernos porque no hay que ir a cada centro a por los impresos. Así que vale, descargo el impreso, lo cubro, lo firmo, busco toda la documentación a anexar y voy al centro a tramitar la matrícula. Ahí estamos, en la ventanilla que atiende una cansada secretaria que dice…

- Es que falta un impreso …
- En la lista de impresos necesarios que aparece en la web no indica que se necesite … (respondo yo).

Llevo las de perder. Vuelta a casa, a buscar el impreso, imprimir, firmar, y de vuelta al centro. De nuevo la secretaria…

- Le falta el sobre señora
- ¿El sobre?
- Sí, tiene que entregarlo todo dentro de un sobre tamaño DINA4 con el nombre del alumno y curso.
- ¿Puede venderme uno?
- No, no puedo, aquí no vendemos material. Vaya a una papelería

Y allá voy yo, a recorrer todas las papelerías de Santiago buscando un sobre tamaño DINA4. Porque no sirve tamaño folio, ni más grande, ni más pequeño.

¡Por fin! Lo he encontrado … Después de más de 4 horas de paseo, vuelvo al centro.

- ¿Usted no ha estado ya aquí, señora?
- Sí, he estado, he ido a fabricar un sobre para meter los impresos de matrícula

Proceso conseguido. ¿Dónde está la transformación digital? ¿De verdad es tan difícil crear un portal de matriculación on-line? (Pregunta retórica…) ¿Por qué no lo hacemos? Ni las Administraciones Públicas ni los centros privados apuestan por ello. ¿Cuál es la verdadera razón de todo esto? A mí me suena a no quiero más que a no puedo … ¿y a vosotros?

sábado, 18 de junio de 2016

¿Sabes trabajar en equipo?




Cuántas veces hemos escuchado, o hemos hecho esta pregunta en una entrevista de trabajo ... Cuántas veces no le hemos dado el valor que tiene y no hemos reflexionado lo suficiente antes de contestar. Todos decimos ... ¡¡sí, por supuesto!! Pero ... ¿es así? ¿Lo hemos dicho sabiendo lo que supone? Porque trabajar en equipo no es trabajar con un grupo de personas, es mucho más que eso, y por eso es tan difícil de conseguir. Un equipo de verdad, engranado, que funciona, se ve a lo lejos y no es necesario que nadie diga que lo es. Se percibe, se siente ... y se contagia.

¿Por qué es tan difícil de conseguir? Porque trabajar en equipo es una decisión individual, decisión uno por uno de cada uno de sus miembros. Si uno no quiere, no forma parte del equipo por mucho que los demás se empeñen. Puede trabajar con el grupo, pero no es lo mismo trabajar en grupo que en equipo. Un equipo tiene valores, los valores que lo mantiene unido ... un grupo ... no los tiene.

  • GENEROSIDAD. Cuando eres y te sientes parte de un equipo, le das más de lo que recibes ... o de lo que esperas recibir, porque dando, haces crecer al equipo, lo haces crecer, lo haces fuerte.

  • HUMILDAD. Cuando tengo un mal día, me dejo ayudar, dejo que otros brillen. Debo reconocer mis limitaciones y, si puedo elegir, rodearme de los mejores profesionales posibles, buscando siempre a los que sean mejores que yo. Cada uno tiene que aportar lo que mejor sabe hacer y reconocer que los demás también lo aportan. Nadie es mejor que nadie y todos aportamos nuestro valor. No hay nada que destroce más un equipo que la existencia de una "estrella" que quiere brillar por encima de los demás.

  • CONFIANZA. En los malos momentos, en las dudas, en las situaciones difíciles, la fuerza del equipo se atreve a seguir. El apoyo se siente y se asumen las decisiones complicadas para seguir adelante. Los errores se ponen de manifiesto cuanto antes para entre todos arreglarlos, no hay culpables, hay responsabilidades compartidas para lo malo ... y para lo bueno.

  • ENTUSIASMO. Del griego "estar poseído por Zeus". Es lo que nos hace grandes. Si no hay entusiasmo, no hay equipo. Es la gasolina que mueve el motor, lo que nos hace querer avanzar, superarnos, lo que nos contagiamos unos a otros en los malos días, y por supuesto en los triunfos.

  • COMPROMISO. Como en las parejas, aparece cuando la diversión se acaba. Cuando llegan los malos momentos, es cuando de verdad debemos seguir juntos y evitar malas caras, búsqueda de culpables y salvar nuestras sillas. Somos uno en lo bueno, y en lo malo. 
Y ahora vuelvo a hacer la pregunta ... ¿Sabes trabajar en equipo?


domingo, 22 de mayo de 2016

Porque delegar es un arte ... el arte de delegar








En estos días estoy trabajando con distintos equipos, intentando poner en marcha oficinas de gestión de proyectos que les ayuden a tener el control real del trabajo que hacen. Curiosamente, en todos ellos me estoy encontrando con la eterna dificultad de "delegar". ¿Por qué se nos hace tan difícil? ¿Quizás se esconde detrás un problema de inseguridad que nos lleva a pensar que nadie lo va a hacer "tan bien" como nosotros? ¿O quizás tememos compartir nuestro conocimiento y perder una posición de "imprescindibilidad"?

Todavía recuerdo cuando no hace demasiados años, uno de los mejores jefes que he tenido me decía la frase ... "delega o muere" ... Obviamente es una comparación muy "bruta", pero no falta de razón. Si no eres capaz de delegar, no serás capaz de crecer ni de hacer crecer a tu equipo ... y morirás ...  mientras buscas ser imprescindible, dejarás de serlo. Porque al final, el más imprescindible de todos los equipos de trabajo, de todas las compañías, es aquel que consigue hacerse prescindible, el que consigue organizar y delegar tareas de tal manera, que sólo hace que el engranaje funcione, pero podría apartarse a un lado y que todo siguiese rodando. ¿Quién no quiere a una persona así en su compañía?

Pero ahí empieza la dura tarea. Preguntaba estos días a las personas con las que estoy colaborando ... ¿qué es para ti delegar? Os sorprenderían la cantidad de respuestas ...

  • Delegar es pasar una tarea a otro
  • Delegar es pasar un "marrón" que no te apetece hacer
  • Delegar es asignar trabajo a tu equipo y comprobar que lo hacen a tiempo
  • y así muchas otras, ninguna completa, y todas con una cierta parte "negativa"
¿No echáis de menos algo? Yo sí ... echo de menos la forma de delegar. Delegar no es lo mismo con un equipo motivado que con un equipo desmotivado, no es lo mismo con un equipo con mucho conocimiento técnico que en uno que no lo tiene. La manera de delegar, desde mi punto de vista, depende más de a quién delegas que de ti mismo, que también has de saber hacerlo. Antes de poder delegar debemos perder nuestros miedos y falsas convicciones: 
  • Nuestra manera de hacer las cosas no es la única ni la mejor
  • No delegar no nos convierte en imprescindibles, sino en un punto de riesgo para nuestra compañía, que además nos impide crecer dentro de ella
  • Delegar no es perder el control, porque si delegamos bien, sólo delegamos la tarea, no la responsabilidad y el control sobre la misma
¿Y qué obtenemos a cambio cuando delegamos?
  • Dispondrás de tiempo para tareas en las que puedes aportar valor con tu conocimiento y experiencia
  • Colaboras en la distribución de carga de trabajo uniforme en todo tu equipo
  • Desarrollas a tu equipo, lo llevas a un nivel superior. Como en una carrera de relevos, pasar el testigo al que viene detrás, es la única manera de terminar la carrera
  • Aumentas el compromiso de tu equipo, que se sentirá parte del proyecto
Ya, pero no se puede delegar así como así en cualquiera ... me decían hace unos días. Es cierto, lo comparto, pero tu equipo no es cualquiera, y si lo conoces lo suficiente, podrás hacerte estas preguntas antes de asignarle tareas:

  • ¿Confío en su capacidad? Y fíjate en el verbo ... eres tú el que ha de confiar. Podrías preguntarte si tiene formación técnica, que le hará falta, pero si no confías en ella, no te servirá para delegar con confianza.
  •  ¿Está motivado? Aquí el verbo es de la persona que has de conocer
Con las respuestas a estas preguntas, que son Sí o No, tomaremos la decisión:

  • Sí confío, Sí está motivado: Delega, dale toda la responsabilidad y autoridad para cumplir la tarea. Felicítalo cuando lo consiga y ayúdalo cuando te pida ayuda, porque lo hará.
  • No confío, Sí está motivado: Desarrolla a la persona, fórmala, trabaja con ella y enséñale con el ejemplo cómo hacer la tarea. La próxima vez se la podrás delegar
  • Sí confío, No está motivado: Delega supervisando. Aclara con la persona las expectativas de plazos y cumplimiento y monitorízalo de cerca. Felicítalo cuando lo consiga y consúltale de vez en cuando si tiene algún problema, porque lo más seguro es que no te pregunte.
  • No confío, No está motivado: Parece claro que esa no es la persona adecuada. Si tienes tiempo fórmala, y si no lo tienes, busca a otro o hazlo tú, porque si no la tarea no se terminará.
Recuerda siempre que si tu objetivo es crecer y convertirte en un mejor líder, cada vez más vas a tener que invertir más tiempo en desarrollar a otros y entregarles mayor responsabilidad. Si de verdad entendemos el poder de delegar, no sólo estaremos ayudando a nuestro equipo a elevarse a un nuevo nivel de desempeño, sino también liberando nuestro tiempo para actividades en las cuales nosotros podemos aportar a la organización un valor mucho mayor.

10.000 seguidores en linkedin ... y subiendo


Mis queridos seguidores, mis queridos lectores,

desde que en enero empecé mi aventura en las redes sociales, en concreto en este nuestro foro, cada semana que pasa, cada mes que pasa, me sigue ilusionando el ver crecer al grupo de personas que habéis considerado que os merece la pena tenerme en vuestra red. Parece mentira, pero en poco más de 4 meses ya se ha superado la barrera de los 10.000 ... y sigue subiendo ...

Recuerdo cuando me preguntabais en mensajes privados ... pero ¿para qué te sirve tener tantos seguidores? ¿por qué aceptas a todo el que te pide contacto? ¿cuál es tu criterio para aceptar o no a alguien? ¿no te molesta tener seguidores que te acribillan con ofertas de servicios o peticiones de trabajo? Aprovecho el momento para, además de agradecer uno por uno todo vuestro apoyo, para contaros mi experiencia.

¿Para qué tantos seguidores? Porque es maravilloso poder llegar a tantas personas y que al menos una considere que le has aportado algo valioso ... y ha sido más de una, así que estoy encantada 

¿Por qué aceptar tanto contacto? La respuesta es otra pregunta ¿por qué no hacerlo? ¿Qué pasa si no te pueden aportar nada ni les aportas nada? Es sencillo, se elimina el contacto de la red y ya está. Pero así me aseguro de no perder ninguna posibilidad de conocer a alguien estupendo al otro lado o de poder ayudar a alguien. Por suerte, sólo en 2 ocasiones me he encontrado con situaciones fuera de la "normalidad", que garbanzos negros siempre hay ... es la vida misma.

¿No me molesta que me acribillen con peticiones? Pues la verdad es que no, quizás porque no me siento acribillada, sino que cada uno me cuenta cómo podemos colaborar y, al final, y gracias a muchos de vosotros, hemos llegado a colaborar de verdad. ¿No es para eso esta red?

Esta vez, con los 10.000 y subiendo, me he "estirado" un poquito más con el agradecimiento. No porque los 10.000 sean más importantes que los primeros 1.00, que siguen estando ahí, sino porque os quiero dar, a todos y cada uno de los 10.162 que sois en el momento en el que escribo este post ... 10.162 GRACIAS ... GRACIAS ... GRACIAS ... Con un equipo como vosotros, no se pierde la ilusión por seguir compartiendo, colaborando, aportando, y creciendo

sábado, 14 de mayo de 2016

Estilos de liderazgo en una imagen



Os dejo una infografía que resume muy bien el tipo de liderazgo que hay que desarrollar en función del equipo con el que tienes que trabajar, y que tiene que "sufrirte". El liderazgo no es sólo la manera de ser de uno, sino que depende de cada situación, de cada equipo, de cada proyecto.


martes, 5 de abril de 2016

Os invito al blog de personas y proyectos "profesional"



Además de este blog, he estrenado hace unas semanas el blog  https://personasproyectos.wordpress.com. Es un complemento de este, donde los temas recogidos están más relacionados con la gestión pura, con las metodologías ágiles y predictivas y con el entorno puramente profesional ... y mi estreno en el mundo de Wordpress :)

Estáis todos absolutamente invitados.

lunes, 4 de abril de 2016

¿Y qué pasa después de un fracaso?


Pregunta llena de contenido, de necesidad de reflexionar, de más preguntas ... ¿qué pasa si lo hemos dado todo y ha salido mal? ¿qué pasa si nuestro trabajo no ha gustado pese a que lo hemos hecho como siempre y nunca habíamos tenido problema? ¿qué pasa si el equipo te ha rechazado cuando tú has hecho las cosas con la mejor intención del mundo? ¿qué pasa si no has gustado, si no has encajado, si no era tu sitio?¿qué pasa si han visto en ti intenciones que no tenías, si lo único que querías era hacer las cosas bien?

Hay un montón de frases por ahí que dicen que cuando se ha tenido un fracaso, es la oportunidad de crecer, de aprender, de asumir, de mejorar ... pero nadie habla de lo que ocurre en ese período intermedio, entre que de pronto tu mundo se cae bajo tus pies hasta que consigues ponerte de pie, con suerte, tambaleándote. La sensación de haber fracasado es terrible, sobre todo si esa sensación viene después de haber hecho todo lo que has considerado que tenías que hacer. Puedes haberte equivocado o puedes no haber estado en el sitio adecuado, pero esa sensación de ducha helada, de agujero bajo los pies, de y ahora qué ... esa hay que vivirla, soportarla ... y superarla.

Está muy bien lo de aprender, pero no es magia, es capacidad de vivir el dolor y poder levantarse, pero pensar que después de un "fracaso" no nos va a doler, es ser muy ingenuo. Porque duele, el fracaso duele, y cuando lo convertimos, que a veces somos así, en fracaso de nuestra persona, de nuestra vida, duele todavía más. ¿Cuál es el problema en reconocerlo? Ninguno ... ¡claro que duele!

Llora, grita o haz lo que tengas que hacer para exteriorizar tu dolor. No te lo guardes porque el dolor consume ... y agota. ¿Durante cuánto tiempo? Durante el que necesites ... Un día pararás, seguro que lo harás, y ese día, desde el dolor asumido y vivido, aprenderás de la situación y decidirás qué hacer con ella y cómo seguir adelante.

El mundo no es de color de rosa, y el mundo profesional menos todavía. Es un mundo lleno de tiburones, trepas y demás fauna, que seguro te encontrarás, y a veces te harán daño ... y otras conseguirás pasar de refilón, pero están ahí ... Lo bueno es que también hay compañeros, equipo del de verdad, jefes que se preocupan por ti. También existen, y una mala experiencia no tiene que convertirte ... o no debe convertirte ... en una persona amargada, fría y calculadora. Porque ¿sabes? Esa persona que eres ha de vivir a diario contigo. ¿Es la compañía que quieres?

Sé siempre quien quieres ser y aunque la vida ... y la gente te ponga en situaciones complicadas, duras, a veces en el límite de lo imposible, si consigues mantener tu esencia, eso es lo que realmente te hará feliz y te ayudará a seguir adelante.

Un buen amigo me dijo una vez ... "por encima de las nubes, el cielo siempre es azul ... y las nubes pasan". Aquí en Galicia tardan en pasar ... pero también hay cielos azules y verano luminoso.


jueves, 10 de marzo de 2016

Un amigo se ha ido



Zipi se ha quedado sin Zape, Zape ya no tiene a Zipi ... así, de pronto, sin avisar, con un montón de planes hechos, con sueños por cumplir, con cafés arreglando el mundo por tomar, con un montón de "qué pasa nen" que decir ... ya no hay más ... De pronto un día, cuando menos te lo esperas, cuando nadie se lo espera, el interruptor hace clic y ya no estás ...

Todavía con el shock de escuchar la triste noticia de que te habías ido ... Unos rompimos a llorar sin poderlo controlar, a otros les invadió el silencio, el vacío, el no puede ser, la sensación de "acabo de hablar con él, no es cierto ..." Y a todos la sensación de que nos quedaban muchas cosas que aprender de ti, de querer vivir ... y lo único que nos quedaba era poner en una cinta ... "Con cariño, de todos a los que inspiraste en el trabajo"

Para unos, mucho más que un jefe, de esas personas que nacen líderes y su equipo es el mejor porque no buscan ser el mejor de su equipo sino que sacan lo mejor de cada uno

"Todos servimos para algo, hay que saber para qué"

Mucho más que un compañero ... cabezota de ideas claras, fiel a tus principios, demostrando que se pueden tener clientes que "no tengan razón", enseñando que las cosas o se hacen bien, o se hacen bien.

Desde allá donde estés ... sigue mirando por nosotros y mandándonos una colleja cuando nos olvidemos de vivir, de ser personas, o tengamos miedo a enfrentarnos a decir verdades como puños.

Desde aquí ... dejando caer aún alguna lágrima ... un abrazo a los que se quedan, a mi queridos Jorge, Juan, Ana ... agradeciendo habernos cruzado en tu camino, o tú en el nuestro ... Gracias ...


En memoria de Manolo 
(Manuel López Longa)

jueves, 3 de marzo de 2016

La ética profesional ... ¿olvidada? ... Manual del vago



Manteniendo mi no sé si sana costumbre de leer todo lo que cae en mis manos, también leo opiniones de empleados y ex-empleados de diferentes empresas, sobre todo si he colaborado o tengo intención de colaborar con ellas. Obviamente no me creo todo lo que leo, como dice el refrán "cada uno cuenta de la feria según le ha ido en ella" y, además, existe la norma estadística de que si te va bien se lo cuentas a 10 amigos, si te va mal se lo cuentas a 100.

Aún teniendo en cuenta esos sesgos, de vez en cuando lo leo y hoy me gustaría compartir una opinión de un empleado de una consultora, tan cuestionadas siempre por "no cuidar a su personal"... leyendo esto, es normal que no lo cuiden ... lo malo es que acabamos pagando justos por pecadores ... Lo copio textual ... increíble

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Os voy a poner mas pistas para los que vengais a trabajar conmigo.
Llevo varios años trabajando para esta empresa, si lo que quereis es progresar aqui debeis seguir mis reglas:

1-Haz creer a tus jefes que siempre haces mas horas de las que te corresponde.
Mi truco esta en llegar cada dia pasadas las 10:00 y asi en vez de salir a las 19:00, salgo a las 20:00 y todo ello sin hacer mas horas.

2-Haz creer a todo el mundo que trabajas mucho.
Nosotros trabajamos con portatiles y tenemos la opcion de pedir un monitor grande para conectar el portatil y asi trabajar con una pantalla grande. El problema de esto es que entonces todo el mundo ve tu pantalla y sabe si estas trabajando o navegando por internet. Yo lo que hago es no conectarme a esta pantalla y trabajar siempre con el portatil para que nadie me vea la pantalla. En realidad estoy navegando por internet, jugando a Rol mediante unas webs que mejor no os las dire.

3-Como aumentar tu rendimiento ante los jefes.
Cada pocos meses entran becarios o gente con poca experiencia. Aunque no esten en mi proyecto, lo que hago es mandarles trabajo que no van a poder imputar a nada y por tanto no quedara constancia que lo han hecho. No todos quieren claro, pero algunos si y con ellos aumento mi rendimiento a su costa y quedo mejor ante mis jefes.

4-Si quieres subir no seas muy bueno técnicamente.
No digo que seas un paquete, sino que no puedes ser muy bueno, o si lo eres disimulalo. Si ven que eres bueno no te podrás ascender ya que siempre te asignarán tareas técnicas.

5-Localiza a los que quieren tu futuro puesto y hazles quedar mal antes tus superiores.
No os voy a decir como lo hago, pero si quereis ascender es un requisito obligatorio.

6-Ten hijos = 1000 excusas posibles para no trabajar.
Teniendo hijos las excusas para poder irte de la oficina son mucho mas creibles. Lejos estan las excusas de tener que irte antes por tener que llevar el coche al taller o por tener que ir al medico. Simplemente tendrás que decir que tienes que irte porque tu hijo esta enfermo o que tienes que trabajar desde casa porque tu hijo tiene que quedarse en casa. Las posibilidades son infinitas y nunca te las negaran.

7-Haz creer a todo el mundo que estás desbordado de trabajo.
Aunque no sea verdad, esto producira en los demas el efecto de ver que eres muy trabajador y evitará que te asignen nuevas tareas. Win win.

8-Practica algún deporte de equipo entre semana.
De cara al trabajo te permitirá tener una excusa para no tener que quedarte hasta más tarde ese dia. De cara a tu mujer te permitirá tener una tarde libre para poder quedar con alguna "amiga".

Ya continuaré en otro momento, que tengo que seguir "trabajando".

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A estas alturas más de uno seguro que os habéis quedado como yo ... sin palabras. ¿Dónde está la ética profesional? Alguno quizá no la ha tenido nunca, otros ... en fin ... ¿Qué tipo de consejos son estos? ... Voy a cambiarlos por los que yo os daría, conociendo a la consultora a la que pertenece esta persona ... iba a decir este trabajador, pero me temo que le queda un poco grande el adjetivo.

1. Cumple con tus objetivos y tu trabajo. Si el horario es importante para tus jefes, cúmplelo trabajando y dando lo mejor de ti mismo. Ni más ni menos minutos que los que necesitas para sacar el trabajo de cada día.

2. Todo el mundo verá que trabajas mucho, no necesitas enseñárselo a nadie

3. Mejora tus procesos, comparte tu esfuerzo con tus compañeros y tus preocupaciones con tus jefes. Con ello mejorarás tu rendimiento

4. Si quieres crecer, desarrolla tus mejores cualidades y haz esfuerzos por mejorar tus puntos débiles. Conócete a ti mismo y da lo mejor de ti

5. Nunca pises a nadie, haz crecer a tu equipo contigo. No busques ser el mejor de tu equipo, haz que tu equipo sea el mejor.

6. No busques excusas para ausentarte del trabajo. Si no lo disfrutas, déjalo o busca la manera de encajar, pero no busques excusas ni buenas ni malas.

7. Sé dispuesto, colaborador y asume las tareas que seas capaz de realizar. Aprende a decir no cuando estés desbordado, o a pedir ayuda, pero que esto no sea por costumbre.

8. Practica deporte y cuídate. Te ayudará a tener la mente más despejada.


Qué pena que haya tanta gente buena sin trabajo y otros "elementos" así estén cobrando una nómina.



lunes, 29 de febrero de 2016

¿Quién se ha llevado mi queso?



Curioso título para un libro fascinante lleno de frases que te harán reflexionar.

A pesar de lo curioso de este libro de Spencer Johnson, es toda una reflexión sobre cómo adaptarnos a un mundo en constante cambio. A través de cuatro personajes que reaccionan de diferente manera, nos hace pensar en qué hacemos nosotros. Yo me he visto reflejada en parte en cada uno de los personajes a lo largo de mi vida profesional:

  • Fisgón; un ratoncillo que enseguida detecta que algo está cambiando. Es en esos momentos de lucidez en los que uno está centrado en su trabajo, atento a las situaciones cambiantes y sin miedo a tomar decisiones para adelantarse a los cambios que, queramos o no, se van a producir.
  • Escurridizo: otro ratoncillo, que se apresura a veces a la hora de decidir, actuando a veces antes de pensar, pero que tampoco se queda quieto, aunque a veces ha de corregir las consecuencias de sus acciones
  • Hem: un liliputiense que se niega al cambio, no quiere verlo y es un cabezota, aunque detrás lo que se esconde es el temor que todos llevamos dentro a que el cambio nos lleve a algo peor. La resistencia natural de las personas al cambio.
  • Haw: el último de los personajes, el que aprende a adaptarse a tiempo, en cuanto comprende que el cambio se va a producir sí o sí, y tiene que aceptarlo y se convence de que va a llevarle a algo mejor.

El libro es de fácil lectura, es sólo una parábola para intentar ayudarnos a entender un mundo que se mueve, cada vez más acelerado, en constante cambio. Va incorporando "frases luz" que va escribiendo en las paredes Haw en su viaje a través del laberinto que lo asusta, pero al que se enfrenta para alcanzar algo mejor.


Os copio literal la primera cita del libro ... empezando fuerte: 
"La vida no es ningún pasillo recto y fácil que recorremos libres y sin obstáculos, sino un laberinto de pasadizos en el que tenemos que buscar nuestro camino, perdidos y confusos, detenidos, de vez en cuando, por un callejón sin salida.
Pero, si tenemos fe, siempre se abre una puerta ante nosotros; quizá no sea lo que imaginamos, pero sí será, finalmente, la que demuestre ser buena para nosotros"
A. J, Cronin


Que lo disfrutéis!!

martes, 23 de febrero de 2016

Entrevistar al entrevistador ¿Por qué no?



A lo largo de mi vida profesional he hecho cientos de entrevistas a un lado y al otro de la mesa, cuando yo era la candidata y cuando era la entrevistadora. A pesar de que todas ellas mantenían ciertos parecidos, todas fueron diferentes y de todas he aprendido algo, desde ambos puntos de vista.

Muchas veces cuando vamos a hacer una entrevista a una empresa, el que está "al otro lado de la mesa" no es consciente, o no quiere serlo, de que también está siendo entrevistado. ¿Por qué no pensarlo así? Un trabajo es una relación entre dos partes, y si sólo van las preguntas hacia el candidato, nos estamos perdiendo la mitad ¿o no?

¿No os han preguntado muchas veces si tenéis alguna duda o alguna cuestión que plantear? ¿Por qué no aprovechar el momento para preguntar? Pero claro, tenemos que hacer preguntas que no "incomoden" pero que no nos quedemos sin saber y tengamos dudas sobre nuestra incorporación que nos hagan pensar en que hemos tomado una decisión equivocada o sin tener toda la información. Algunas de las preguntas que yo considero importantes, y que no deberían molestar a nadie, son las siguientes:

  • ¿Cómo es un día de trabajo aquí?
  • ¿Cuáles son las prioridades de la empresa?
  • ¿Qué expectativas tiene la empresa del perfil que estáis ofertando?
  • ¿Qué expectativas tiene la persona que será mi responsable / jefe de esta incorporación?
  • ¿Quiénes van a ser mis clientes internos y externos?
  • ¿Cómo va a contribuir mi trabajo al éxito de la compañía?
Cualquiera que nos esté haciendo una entrevista debería ser capaz de respondernos, y nos dará una información muy válida a la hora de tomar una decisión, mucho más allá de horario o salario, que parece que son las únicas preguntas que cuando "se olvidan" de contarnos, hacemos. Por suerte hay cosas tanto o más importantes que esas dos, que sin ser ninguna tontería, pueden ser más parecidas entre puestos similares en distintas empresas. Además, al final, el salario y el horario son dos aspectos que a corto plazo pierden importancia si nos encontramos en un entorno "cómodo" donde sabemos qué lugar ocupamos y qué se espera de nosotros, donde poder crecer y desarrollarnos sin sentirnos engañados y conociendo en dónde nos estamos metiendo.

lunes, 22 de febrero de 2016

4000 y subiendo ...

4000 y subiendo... en cohete

Sinceramente, sin palabras. Sois más de 4000 los que habéis considerado y consideráis que vale la pena seguirme, tenerme entre vuestros contactos en LinkedIn, participar en mis grupos y comentar mis posts.

Gracias, una vez más, a todos y cada uno de vosotros. Cada comentario enriquece, cada contacto aporta, cada seguidor me hace crecer. Una vez más, y van 4000 ... GRACIAS!!!


Sentido común... el menos común de los sentidos



La semana pasada estuve en un curso sobre gestión de proyectos con Scrum Manager. ¿Y qué hace una persona certificada en PMP, que es el summum de metodología de gestión de proyectos predictiva metida en la agilidad? Es sencillo ... por sentido común. Como leo todo lo que cae en mis manos... o todo lo que despierta mi interés de entre lo que cae en mis manos, me encontré con los 4 principios del Manifiesto Ágil (http://www.agilemanifesto.org):

"Hemos aprendido a valorar:


Individuos y sus interacciones sobre procesos y herramientas
Software funcionando sobre documentación extensiva
Colaboración con el cliente sobre negociación contractual
Respuesta ante el cambio sobre seguir un plan

Esto es, aunque valoramos los elementos de la derecha, valoramos más los de la izquierda."

Al final, me encontraba con una metodología de gestión con mucho, mucho, mucho sentido común, que ponía de manifiesto lo que yo siempre he pensado de los procesos. Los procesos no son un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir nuestro objetivo, y si esto supone que nos retrasan, que son engorrosos, que son burocráticos y, en resumen, que no nos sirven, ¿por qué no cambiarlos?. Es curioso cómo a veces nos complicamos la vida para seguir un proceso que todos pensamos que es "una tortura" y nadie hace nada por cambiarlo.

Además, me he encontrado también con el principio que siempre he defendido, dicho de otro modo, pero el mismo principio: Sin personas, sin equipo, no importa cómo de buenos sean nuestros procesos y las herramientas que tengamos, nuestros proyectos no tendrán éxito. ¿Esto quiere decir que los procesos no valen? No, en absoluto, claro que valen. Todo, en la vida, es un proceso... nacer, morir, vivir... Lo que tenemos que hacer es ponerle un poco de sentido común a todo lo que hacemos y, sobre todo, no hacernos "fundamentalistas" y pensar que nuestra manera de hacer las cosas es la única que vale. Seguro que no es la peor... ni la mejor, pero si no nos lo planteamos nunca, no habrá evolución.

Y el Manifiesto Ágil no sólo dice que las personas importan, son lo que importan, sino que además le pone tanto sentido común a la manera de funcionar, que parece que por sí mismo convence... Conmigo lo ha hecho.


miércoles, 10 de febrero de 2016

Humildad como cualidad de un líder



Cuando uno se pone a analizar las cualidades de un buen líder se le ocurren adjetivos como respeto, trabajo en equipo, disciplina, integridad, responsabilidad, equidad, atención … ya tenemos difícil encontrarlas integradas en una persona en los niveles adecuados, y seguro que me he dejado alguna característica más. Hay un adjetivo que me he dejado conscientemente porque creo que merece una reflexión aparte, ha sido motivo de “discusión” en varias ocasiones entre mis conocidos y hay opiniones para todos los gustos. ¿Está reñida la humildad con el liderazgo?

Antes de decidir si está o no reñida con esta cualidad humana, quizás sería bueno pensar en qué entendemos por humildad, que nada tiene que ver con la falsa modestia ni en infravalorarse por principio. La humildad es más el ser auténtico, sin pretensiones ni arrogancia, el saber reconocerse a uno mismo, sus virtudes y defectos y saber vivir con ello, actuando sobre los puntos fuertes para mejorarlos y sobre los débiles para mejorarlos. Mi padre me dijo una vez: “Allá donde vayas, siempre te podrás encontrar a personas que son mejores y peores que tú, pero lo importante es saber ocupar tu sitio entre ellas”. No sé si él se acordará de habérmelo dicho ni si la frase es o no suya (si no lo es, mis disculpas al autor), lo que sí me sirve es para ilustrar lo que yo considero humildad y, desde ese punto de vista, ¿en qué punto está reñido con el liderazgo?

Sin la humildad el líder no estará preparado nunca para la transición. El líder que verdaderamente lo es tiene que ser capaz de dar sucesión a su liderazgo, y no sólo eso, sino preparar al gran líder que ha de venir tras él y concebir el liderazgo no como su cualidad propia, sino como un proceso de crecimiento conjunto, suyo y de su equipo. Quizás esta sea una de las partes más complicadas del liderazgo, preparar tu propia salida mediante el desarrollo de tu equipo, identificando fortalezas y debilidades de cada uno de los miembros del equipo, desarrollándolos de manera que den continuidad a los planes de la empresa y que compartan su estrategia, su visión. Es la parte más difícil porque quizás la sociedad en la que vivimos, de competencia y “tiburones” no se prepara la sucesión, sino que nos “amarramos a la silla” y le ponemos freno al crecimiento de los demás por miedo a perder nuestro estatus y así, cuando surge la situación, lo único que ocurre es que el que ha sido un buen líder deja de serlo. Un buen líder tiene que tener la humildad necesaria para identificar y preparar al que es mejor que él, rodearse de los mejores, y apartarse en el momento oportuno y ceder “el mando”. Saber que hay momentos en los que hay que dejar que otros sigan lo que uno ha arrancado e ir a por otro proyecto que construir, otro equipo que liderar, otro líder que crear.

Si alguien asume roles y aspira demasiado alto por vanidad u orgullo, se engañará a sí mismo, pero si sabe aceptar la verdad sobre sí mismo, desarrollará gradualmente un concepto más preciso de su propia persona, lo que lo convertirá en un mejor líder.

Al fin y al cabo, la humildad es la que le permitirá a un líder reconocer que depende de sus seguidores, de su equipo, por lo tanto no debe empañar su visión, solamente reflejándose a sí mismo. Es la cualidad que calla nuestras virtudes, pero que debe dejar que los demás las descubran.

domingo, 7 de febrero de 2016

Gracias, gracias, gracias


Por encima de 2500 seguidores ... En ningún momento me cansaré de agradeceros vuestras lecturas, el que os merezca la pena hacerlo y el que cada semana seáis más los que aportéis comentarios, pongáis like o compartáis mis publicaciones. Gracias, gracias, gracias... de todo corazón. Os invito a que sigáis haciéndolo, con la opinión de todos y las aportaciones de todos, seguiremos creciendo en conocimiento, puntos de vista y aportaciones



Mi jefe ideal sería...





En estos días se ha publicado en LinkedIn, muchos lo habréis visto, esta imagen…





Las respuestas que hubo me hicieron pensar en cómo es / sería mi jefe ideal, en cómo soy yo para mi equipo… y en cómo quiero ser. Reflexionando un momento sobre las tres opciones, me di cuenta de que para mí un jefe ideal debe cumplir un poco de las tres, pero ninguna en exclusiva. Un buen jefe es el que consigue que dé lo mejor de mí a nivel profesional, que me ayuda a conseguir los objetivos del proyecto, del equipo y de la compañía, pero que no se olvide de que detrás del rol que desempeño hay una persona.

¿Eso quiere decir que necesito que se preocupe por mi vida personal? En realidad no, en realidad para eso no se tiene un jefe, se tiene a un amigo, a un compañero, a la familia. El jefe sí debe preocuparse de uno como persona, pero no necesariamente preocuparse por la vida personal. ¿Que hay jefes que se convierten en amigos, en compañeros, en confidentes? Sí, los hay, pero eso va más allá del rol de jefe, y es la persona que está detrás del rol. Yo cambiaría la frase por: Se preocupa por las personas que trabajan con él.

Respeta los horarios. ¿Eso no es un tópico? ¿No es un poco culpa “mía”? En casi todas las organizaciones en las que he trabajado hay comentarios del tipo… “es que el jefe siempre me está marcando reuniones fuera de hora”, “es que si te vas a tu hora te miran mal”, es que, es que, es que… Hay una fórmula “mágica” para esas situaciones. Se llama “marcar límites y decir NO”, si realmente no queremos hacerlo. ¿Pero no será que no queremos diferenciarnos? ¿No será que es mejor quejarse que resolver una situación incómoda? Yo no creo que todos los días haya que quedarse porque sí, por imagen, por calentar la silla. Eso ni sirve para nada ni le sirve a nadie y además, si el jefe que tenemos sólo quiere vernos en nuestro sitio… ese no es un buen lugar para trabajar ni para desarrollarse ni profesional ni personalmente.
¿Puede haber situaciones en las que es necesario arrimar el hombro y “echar horas” para sacar algo adelante? ¡Claro! Es lo que tienen los proyectos, los imprevistos y los cambios. Pero eso no puede ser la rutina y, si lo es, es que algo está mal planificado, mal dimensionado, y es hora de hacerlo saber. Y estoy diciendo esto y al mismo tiempo he hecho jornadas maratonianas más de una vez, pero nunca “por deporte” ni porque un jefe marque empezar una reunión después de la jornada laboral, ni porque aparezca cuando “tiene a bien” y pretenda que su equipo se quede más rato porque él tiene un horario diferente.

Y la tercera opción, personalidad amigable. Está claro que todos queremos relacionarnos con personas “amigables”, comprensivas, acogedoras. ¿Pero esto es suficiente para un jefe? Para mí no lo es, y si tengo que elegir, prefiero menos amigable, pero que se gane el respeto profesional de su equipo. Para mí un jefe ha de ser una persona referente laboralmente, de quien aprender cada día a gestionar, a planificar, a comunicar, a dirigir … a trabajar. Una persona que me ayude en mi desarrollo profesional mientras yo le ayudo al suyo, haciendo su trabajo más cómodo.

¿Existen de estos jefes? Por suerte, sí.

miércoles, 3 de febrero de 2016

Los consejos y reflexiones tras el encuentro de directivos 100 Consejos para el 2016



Esta mañana tuve el placer de asistir al II Encuentro para directivos líderes en el Palacio de Congresos de Galicia, en Santiago de Compostela. Acabé allí por casualidades de la vida, porque Roberto Pérez Marijuán me lo dijo, casi sin tiempo ni de inscribirme, pero lo conseguí, y además tuve el placer de conocerle en persona y nos falta un café que tomar para hablar de "cosas interesantes", así que doble gracias Roberto!.

¿Por qué me apeteció ir? Pues porque el título prometía... 100 Consejos para el 2016. Vi el programa, y los ponentes... prometía y cumplió expectativas, y aunque "todos" los ponentes, un lujo todos juntos, decían que no se sentían con capacidad para dar consejos, todas sus reflexiones nos dieron en qué pensar. ¿Por qué todos lo he puesto entre comillas? Porque así empezaron, uno tras otro, yo no puedo dar consejos... hasta que llegó el señor Martínez Covelo, que empezó su ponencia con una frase que enganchó al público y nos hizo sonteír a más de uno: "Pues yo voy a atreverme a dar consejos... aunque más atrevidos son ustedes si los siguen". Mi sonrisa fue porque, si me permite la licencia señor Martínez Covelo, me recordó usted a mi padre, que dice que cuando uno ha cumplido ya los años que tiene, se puede permitir la licencia de dar consejos... y de que no le parezca demasiado mal si no los siguen... 

Comencé la jornada conectada al twitter @acto100consejos, y cada vez que había una "frase luz", una reflexión que me hacía pensar y que creía que merecía la pena compartir, la twiteaba online, así que muchas de las frases de este resumen ya están ahí. Pero, la tecnología a veces tiene estas cosas, y mi teléfono decidió que ya estaba bien de trabajar, así que para los últimos ponentes tuve que tirar de backup (boli y libreta de toda la vida),  pero también me apetecía recopilar sus "consejos", que seguro que todos juntos, nos vienen bien en algún momento. 

Así que sin más "rollos", ahí os dejo las frases que más me han gustado, por distintos motivos, de todos los ponentes... ¡un elenco de lujo! Me guardo mis reflexiones y os dejo las frases casi tal cual las han dicho, para permitiros que saquéis vuestras propias conclusiones:

José María Arias Mosquera (Vicepresidente Banco Popular y Presidente Banco Pastor)


  • La educación debe ser un medio para conseguir un fin y no un fin en sí mismo
  • Si quieres ser flexible en tus negocios tienes que ser muy ágil en todos los aspectos de tu vida
  • Usa big data para conocer y segmentar a tus clientes y ofrecerles justo lo que necesitan
  • No se puede saber nada con absoluta certeza, incluso en los casos en los que uno cree estar seguro

Tino Fernández Pico (Presidente Altia y Presidente RC Deportivo A Coruña)


  • En la empresa hay que venir "llorados" de casa y centrarse en solucionar los problemas, no en lamentarse de ellos. Hay que invertir más tiempo en solucionar que en quejarse
  • No puedes dejar de creer que no va a salir. Así has de arrancar por las mañanas: Ilusión, esfuerzo y trabajo
  • Lo primero que dice al entrar en una reunión: Estoy dispuesto a cambiar de opinión... pero tienes que convencerme
  • Una empresa que no gana dinero es un zombie. Acabará fallando a sus clientes, a sus trabajadores y a todo lo que la rodea
  • No tenemos que dar por supuesto que nos entienden. Somos buenos si lo somos en la cabeza del que nos paga
  • Ilusión + Trabajo = Éxito

Indalecio Cuevas Montes (Presidente Grupo Darlim)


  • Hay que actuar todos los días con el máximo entusiasmo para no dejar nunca de ser entusiasta
  • Si quieres triunfar rodéate de gente como mínimo mejor que tú
  • La cultura de la empresa la hacen todos los empleados, desde la dirección hasta la recepcionista
  • A mi gente le pido que sea "darlimista", que se resume en ser apasionado, amar lo que haces, romper con el conformismo y tener espíritu luchador

Guadalupe Murillo Solís (Directora General Pescamar y Presidenta Pontevedra FC)


  • Hay que ser líder con el ejemplo y con la presencia. El líder necesita a su equipo y el equipo necesita a su líder
  • He llegado a ser quien soy porque he conseguido hacer un equipo que funciona solo, y que me ha permitido hacer más cosas
  • Hay que delegar sin desaparecer. Si no delegas con confianza, no puedes seguir creciendo ni hacer que tu equipo crezca
  • He aprendido de todos en mi vida, desde los compañeros titulados y de señoras que llevan en la conservera 40 años haciendo cada día lo que mejor sabían hacer. Hay que estar abiertos al aprendizaje, venga de donde venga
  • Debes ser consciente de que el éxito supone renuncias, pero también hay que saber primar la calidad del tiempo que pasas con los tuyos. La conciliación es una utopía.
  • No hay más mujeres en los puestos directivos no porque los hombres no quieran, sino porque las mujeres no queremos
  • Todo lo que hago en la vida es devolver a la sociedad la suerte que yo he tenido. Esto nos lo contó tras relatarnos una experiencia personal durísima. ¡Bravo Lupe!

José María Fonseca Moretón (Presidente Terras Gauda)


  • El día que una empresa empiece a dejar de renovarse empieza su cuenta atrás
  • Lo que no se conoce no existe. Hay que darnos a conocer a los clientes, porque no van a venir a la puerta de casa a llamar

Juan María Loureda Mantiñán (Vicepresidente Grupo Puentes)


  • Más puentes y menos muros (eslogan de la empresa)
  • Cuida siempre de aquellos que siempre han cuidado de tu empresa. Cuida de tu gente
  • Para avanzar hay que tener capacidad de adaptarse: Ductilidad
  • Si las Administraciones tienen deudas, arruinan a un país. Hay que conseguir el compromiso de todos en el control del circulante. Es la clave de la gestión
  • Cierto grado de vanidad es positivo. No nos deben acobardar agentes externos y debemos ser conscientes de nuestras capacidades reales y confiar en ellas.
  • Un puente no es sólo salvar un obstáculo, sino que es la oportunidad de seguir tendiendo más puentes

Emma Lustres Gómez (Cofundadora Vaca Films)


  • El secreto de nuestro éxito es que tratamos de ser felices con lo que hacemos. 
  • Tenemos éxito porque todos los días disfrutamos de lo que hacemos, nos inspiramos en la actualidad, la literatura o los hechos históricos. Investigamos sobre lo que la gente quiere ver y trabajamos para crearlo.
  • Debes buscar la felicidad en lo profesional y en lo personal y si algo no te hace feliz, debes cambiarlo, sin tener miedo a tomar las decisiones que debes tomar
  • El éxito empieza por conocerse bien a uno mismo. Es una lástima que los jóvenes, cuando se enfrentan a la elección de sus estudios, no sean conscientes de sus debilidades y fortalezas y que nadie les haya enseñado a ser conscientes de ellas para tomar sus propias decisiones
  • El que no esté dispuesto a seguir aprendiendo siempre, y realmente aprenda, se estancará. Hay que observar mucho cada día para avanzar.
  • El éxito es la felicidad y sin felicidad no hay éxito
  • Lo importante es poner el alma en lo que haces y crear trascendencia

José Luciano Martínez Covelo (Presidente Marsan SL y Presidente del Clúster de Empresas de Automoción de Galicia)


  • Tres palabras básicas para el éxito: colaboración, colaboración, colaboración
  • Hay que asociarse para protegerse y crecer. Aunque haya al principio recelos, el tiempo y los buenos resultados son los que dan la razón
  • Las buenas ideas, bien pensadas y maduradas hay que convertirlas en realidad con prontitud
  • En los próximos 5 años se van a producir más cambios en las empresas que en los últimos 50. Hay que estar preparados para el cambio
  • La fábrica del futuro pasa por la fábrica del presente, pero no hay que dormirse, porque el futuro es ya
  • Se debe formar y preparar el clima empresarial para proporcionar el servicio adecuado al cliente y convertir la vocación de servicio en nuestra estrategia
  • Se debe tener una línea base, como un plan estratégico, que nos obligue a reflexionar. Es indispensable un hilo conductor para poder tomar las decisiones con origen en el presente y destino en el futuro.
  • Los pilares son: Método, Reflexión, Equipo
  • Lo más importante de una empresa es su equipo de personas, que no son "empleados" sino COLABORADORES, porque deben ser personas que siempre aportan, no sólo reciben.
  • A un colaborador le pido 3 cosas: Ojos de ver, altura de miras y honestidad intelectual
  • De todas las cosas y lugares por los que pasamos en la vida hay que buscarles el lado positivo... y encontrarlo, porque lo tienen
  • Hay que escuchar mucho, reflexionar mucho... y hablar poco. Pero no se debe llegar a la parálisis por el análisis, sino que hay que mirar con perspectiva para tomar buenas decisiones
Y la última frase, tan buena como el inicio cuando nos dijo que se creía en capacidad de dar consejos ... "Si alguna de mis reflexiones no les sirve, por favor devuélvanmela"

Manuel Rodríguez Vázquez (Presidente Grupo Rodman)


  • La ventaja de hablar de último es que puede ir orientando su discurso, el inconveniente es que los predecesores ya han dicho todo
  • Emprender es responsabilizarse del propio destino profesional
  • Es mejor emprender en momentos de crisis
  • Es mejor trabajar que no trabajar, y no debemos limitarnos a "hacer tareas"
  • El futuro está lleno de oportunidades, algunas que ni siquiera podemos imaginar
  • No debemos tener miedo de plantear nuevas ideas o transformar sectores maduros, de hecho debemos hacerlo
  • El modelo de emprendimiento que surja es el que tenemos que construir nosotros mismos
  • Se necesitan nuevas capacidades básicas. Siempre hay que aprender y estar alerta
  • Es imprescindible la capacidad de adaptación constante al mercado. El cliente es lo más importante, y lo que de verdad da valor a nuestros productos
  • El emprendedor es atrevido y nunca se rinde. Si hay un error no se acaba el mundo, sólo hay que volver a empezar.
  • Hay que rodearse del mejor equipo posible y tener siempre capacidad de escucha y adaptación
  • Sin presión no hay caudal. Preparaos para trabajar duro

El resumen que sacaría de todo: lo importante son las personas, el trabajo, la comunicación, el equipo, la ilusión, la felicidad ... ¿No nos han descubierto la pólvora? Quizás no, pero no nos ha venido mal que nos lo recordasen. Lo mejor: nadie habló de "entes" ni de "números", el éxito está en las personas.

Si he puesto palabras de alguno en boca de otro, por favor disculpadme. Ha sido un placer escucharos y como decía Terio Carrera en la despedida... parece ser que tienen 100 consejos más... pero se los guardan para el año que viene. 

¡Enhorabuena!