martes, 26 de enero de 2016

Optimista, pesimista... o líder


Para muchas personas parece que sólo existen dos caminos a seguir: el triunfo o el fracaso. Sin embargo, por suerte existen otras donde cualquier situación puede representar una oportunidad de crecimiento y mejora, una oportunidad para crear y difundir; esas son las personas que yo creo que son verdaderos líderes. Son personas que mantienen siempre una visión sobria y desarrolladora, que no buscan el éxito personal sino que impulsan una mejora de su entorno y crean caminos para el futuro de su gente, de su equipo, y su objetivo es que éste nunca deje de caminar.

"El pesimista se queja del viento. El optimista espera que cambie. El líder arregla las velas" (Jhon C. Maxwell)

 Estas personas excepcionales, ¿nacen así? ¿O deciden ser así? Quizás un poco de todo y además, lo mejor, es que cuando te tropiezas con una de ellas no puedes hacer otra cosa que seguirla, y aprender, e imitarla en su comportamiento... o intentarlo.

¿Qué es para mí un líder? Demasiado complicado resumirlo en una frase tan bien como Maxwell, porque al final un líder es muchas veces la clave del éxito, del hacer, aunque el mérito siempre lo comparta.


  • Un líder es un imán de talento. Se rodea de gente inteligente, preparada, positiva y con visiones individuales. Atrae y desarrolla talento. Mantiene la premisa de que para triunfar se necesita un equipo que camine de manera conjunta. No se centra en su ego ni en su conocimiento, sino en lo que puede hacer con su equipo de trabajo. Genera nuevas alternativas: pienso, escucho y propongo. 
  • Un líder es liberador. Cuestiona y confronta las circunstancias, se pregunta ¿estas prácticas en verdad sirven? ¿Aportan o generan valor a lo que buscamos? ¿Es necesario cambiar nuestros métodos? Impulsa el cambio en las organizaciones y llega a transformar entornos. 
  • Un líder crea y afronta retos. Tiene visión y esto siempre genera el impulso a lograrlo. Impulsa a su gente a compartir y lograr retos, a buscar objetivos... y deja huella.
  • Un líder sabe escuchar. Sale de su zona de confort y tiene la capacidad de escuchar las ideas, visiones y propuestas que su equipo tenga. Se preocupa por su gente, los observa a diario, ve sus necesidades y resuelve sus problemas
  • Un líder crea pertenencia y significado. Genera confianza en su gente, su equipo de trabajo. Los lleva a generar empatía y sentido de pertenencia, de eslabón de una cadena en la que todos son fundamentales. Si se rompe un eslabón, no hay cadena. 
  • Un líder crea cultura de equipo. Se encarga de incentivar la participación y el compromiso con su gente. Crean culturas fortalecidas y se convierten en ejemplos de la organización.

Nos queda decidir qué somos, o qué queremos ser... pesimistas, optimistas... o líderes.

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