martes, 10 de octubre de 2017

Lo importante es el concepto


Como llevo casi 20 años en el mundo de la gestión de proyectos y la gestión empresarial, he tenido la fortuna de encontrarme con cientos de personas, de situaciones y de escenarios que me han permitido darme cuenta de cuántas veces asumimos conceptos, que para nosotros tienen claramente un significado, sin cuestionarnos ni un poquito que pueden no significar lo mismo para las personas que tenemos delante.

Todos pensamos de diferente modo, y la persona que tenemos delante puede no pensar igual que nosotros
Parece una verdad obvia, pero la realidad se empeña en demostrarla tan a menudo, que he creído importante reflexionar sobre la que acabamos liando tantas veces por asumir o por confundir conceptos.

El concepto que más veces he visto confundido, y que tiene tantas acepciones como personas que lo usamos, es el de "gestión".

¿Qué es la gestión? ¡Vaya pregunta!¡Todo el mundo sabe lo que es la gestión! Es algo sencillo, es "sólo" controlar cómo van los proyectos, hacer informes y gráficas... y lo hace cualquiera con un poco de sentido común. ¿Nunca os lo han dicho así? A mí unas cuantas veces ...

Pero si la gestión es un concepto tan claro...

¿Por qué nos encontramos con "gestores" que se pasan el día reunidos, no tienen tiempo para su equipo, ni para tomar decisiones, ni para actuar? ¿Acaso el número de reuniones determina la calidad como gestores? ¿O es que decir todos los días "estoy muy ocupado" nos hace sentir importantes... o imprescindibles?

¿Por qué sigue habiendo personas que piensan que una buena herramienta es la solución a todos los problemas? ¿Por qué creen que implantarla es sólo instalarla en un servidor y decirle a la gente que la use?

¿Por qué tantas veces algunos gestores se olvidan de que las personas son el centro de los proyectos? ¿Por qué sigue existiendo el afán por fiscalizar en lugar de medir? ¿Por qué precisamente esas personas son las que más miedo tienen a que las midan?

¿Por qué no hay preocupación real por la motivación del equipo? ¿Por qué se habla tanto de "retener talento" cuando no se hace nada para conseguirlo?

¿Por qué seguimos escuchando continuamente en todas las organizaciones cosas como "es que siempre se ha hecho así, no lo toques? ¿Por qué ese miedo al cambio? ¿Acaso gestionar el cambio no es una parte de la evolución de todas las compañías? ¿Acaso no es parte de la gestión?

¿Por qué sigue habiendo organizaciones en las que el ocultismo es la política de gestión? ¿Por qué sigue habiendo "gestores" que no comparten información, no construyen equipo, no promueven la colaboración?

¿Por qué sigue habiendo "gestores" que esperan a que las cosas se resuelvan solas mirando para otro lado hasta que estallan? ¿Por qué luego esas mismas personas se sorprenden cuando algo va mal?

Quizás, y sólo quizás, es que estamos asumiendo en demasiadas ocasiones que la palabra gestión significa lo mismo para todos.

Quizás, y sólo quizás, asumimos que todos los gestores son buenos gestores y se van a comportar como esperamos, con nuestro concepto, con el que tenemos en mente.

Quizás, y sólo quizás, vivamos más tranquilos sin hacernos demasiadas preguntas.

Quizás, y sólo quizás, no todos estemos preparados para seguir haciéndonos tantas preguntas.

Quizás, y sólo quizás, sólo unos pocos locos (o no tan pocos) creemos que la gestión es tan amplia que siempre seguiremos mejorando, aprendiendo, aportando, compartiendo

Quizás, y sólo quizás, no sea tan fácil aprender a recibir críticas, a resultar molesto, a incomodar por hacer un buen trabajo.

Quizás, y sólo quizás, no todos estemos preparados para asumir el verdadero concepto de gestión.

Por suerte, como las meigas, existen gestores de verdad, de esos que con sólo verlos aprendes cosas nuevas, de esos que te inspiran, te enseñan, comparten, motivan... y gestionan... o lo hacen según mi concepto de gestión. ¿Tienes claro lo que implica para ti?

miércoles, 4 de octubre de 2017

Ayúdame a ayudarte...



¿Habéis vivido alguna vez la situación de querer ayudar a alguien y que esa persona no quiera vuestra ayuda?

Es una de las situaciones más frustrantes con la que te puedes encontrar, con las que me he encontrado tanto en la vida personal como en la profesional.

Se me ocurren dos escenarios diferentes pero con la misma respuesta:
No quieren tu ayuda... ni la de nadie

  • Primer escenario: Como en general a las personas nos cuesta demasiado ser claros, al otro lado no siempre te dicen "no me ayudes, no quiero", sino más bien todo lo contrario... quejas, mal humor, frustración por una situación que no gusta, porque hay que hacer un cambio...¡pero no se está dispuesto a hacer nada para que ocurra!. Es como si esperasen un milagro, como si tuvieses que tener el don de "pasar la mano por encima y hacer un milagro"... ¡Tachán! Situación solucionada con cero sufrimiento.
Por desgracia yo no sé hacer milagros... ni tampoco tengo el teléfono de quien los haga... Lo único que sí tengo es voluntad de ayuda, de construir, de entender que mi manera de ayudar no es la que a mí me sirva sino la que le sirva al que necesita ayuda... Pero hasta ahí. A partir de ese momento todos los cambios suponen un esfuerzo, pequeño o grande, pero algo que se ponga desde ambos lados... porque parto de la premisa de que los cambios impuestos no sirven a largo plazo, porque acaban desapareciendo en el momento en el que la persona que los impone se va.


Esta situación, aunque frustrante, a veces se soluciona con calma, templanza y pidiendo que te digan cómo ayudar... la famosa frase de ayúdame a ayudarte, dime qué necesitas de mí, qué puedo darte, y qué no.

  • Segundo escenario: Mucho más complicado que el anterior. Se da en aquellas situaciones en las que el cambio viene impuesto desde arriba, desde un lado, desde una normativa, desde una imposición no compartida por quien tiene que cambiar.
¿Qué hacer en esa situación? Como buena gallega diré... "depende". Naturalmente depende de la situación, de las personas, del entorno, de la autoridad que tengas para llevar a cabo el cambio, del impacto que quieres que tengan tus acciones... y al final, del resultado que quieras obtener.

Pero la verdadera dificultad de esta segunda situación, es que uno de los resultados que debes considerar como muy posible es que no haya cambio, que no pase nada. Se podrán enfadar contigo, decirte que no molestes o directamente te pidan que los dejes tranquilos, que vivían muy bien antes de ti, que lo único que has hecho es poner sobre la mesa problemas. Además, las personas tenemos a veces la habilidad y la experiencia para decir esas cosas sin decirlas, cuando es mucho más sano ser claros. 

¿No quieres ayuda? Pues decidamos qué hacer... Así de simple y así de complejo.

En muchas ocasiones la falta de claridad, el espera a ver qué pasa, el no te preocupes, el tranquilo que se arreglará, no son más que engaños al tiempo porque no nos hemos hecho la pregunta correcta. ¿Estás dispuesto a ayudarme a ayudarte?

Sólo si esa respuesta es afirmativa podremos pensar en construir un cambio. Lo demás... sólo desgasta y no le sirve a nadie.